Buenas tardes familia,
¡Por fin podemos añadir otro lugar rico a nuestra lista de Sevilla! Barriguita contenta pues nosotros más contentos aún.
Ayer fuimos hasta Alcalá de Guadaíra a probar la cocina de Sukalde.
¿Dé dónde viene el nombre Sukalde? Pues en vasco, es la cocina "lugar del fuego"y le viene como anillo al dedo porque esos fogones no paran de brillar para crear las delicias que hacen.
El logo del burrito también la tiene y es que lo eligieron por la importancia que tuvo este animal en las reformas y en la construcción de las edificaciones antiguas de Alcalá.
Empecemos por la decoración.
El restaurante se encuentra en el antiguo y mítico Pinichi de Alcalá, está totalmente reformado y decorado usando en su mayoría elementos que ya estaban allí, pero con un toque más cálido y moderno, aunque no en exceso, a nosotros nos encantó, vamos yo me mudaba con los ojos cerrados jeje
Empezamos con la comida que hay hambre ¿no? Antes de nada comentaros que intentan siempre que el producto sea de la mayor proximidad posible, habiendo siempre alguna excepción y que intentan recrear versiones tradicionales con su toque innovador. Yo creo que lo han conseguido con creces, a ver que opináis ustedes.
En primer lugar probamos sus churros de patata con salsa brava y alioli. Solo os diré que desde ahora prefiero mojar los churros en salsa, que en chocolate y ya sabéis que yo soy bastante golosa.
Y ahora llegamos al plato fuerte: los arroces.
En primer lugar probamos una adaptación de otro plato de la carta y es que además de tener muchas versiones veganas y vegetarianas, también están abiertos a modificar otros platos. Es lo bueno que tiene cuando se hace todo desde cero y no vienen las cosas ya precocinadas.
Este arroz "marinero" estaba hecho con plancton marino de microalgas liofilizadas con su toque le alioli. De verdad sabía a "mar", muy sorprendente.
Y por último lugar probamos este arroz de verduras. Llevaba su sofrito casero, alcachofas, más verdurita, todo con un toque meloso que, aunque estábamos ya bastante llenos, nos hicieron no dejar ni un granito de arroz.
Lo único que no probamos fueron los postres así que habrá que volver en otra ocasión para hacer una cata dulce y completar esta entrada ¿no os parece?
Pues nada familia, hasta aquí la recomendación de hoy. De verdad que entre el local tan bien decorado, el personal atento y bien formado (qué últimamente visto como está el patio es tremendamente importante) y esos platos de categoría, le dije a Javi que me sentía como Phil Rosenthal en su programa de Netflix, nos faltó levantarnos y bailar delante de la cámara.
Estamos muy felices de que proyectos así vayan añadiendo puntos a la gastronomía sevillana ¡Sevilla está cada día más para comerse!
Un abrazo familia, gracias por leernos, nos vemos otro día en La Suite del Momo ¡Muak!
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