Buenos días,
este fin de semana hemos estado en Cazalla de la Sierra haciéndole unas fotos a mi hermana y su pareja y ya hemos aprovechado para dar un par de paseos.
En uno de esos paseos nos encontramos que las zarzas seguían teniendo bastantes moras así que como llevaba una bolsita encima, cogimos unas pocas y el lunes preparé la tarta que os traigo hoy.
He hecho la típica tarta de masa quebrada y crema pastelera, como la que recuerdo de cuando era niña y que hacía mi madre cuando traíamos estos ricos frutos silvestres a casa.
Ingredientes para la masa:
¡OJO! con estos ingredientes tenéis para dos masas para un molde de 25 cm. Yo te aconsejo que hagas las dos y una la congeles, así la próxima vez te ahorras todo estos pasos de hacer la masa. Cuando la quieras usar, la dejas un díao dos antes en la nevera y ya se irá descongelando lentamente.
- 400 gramos de harina de trigo.
- 180 gramos de mantequilla a temperatura ambiente (que esté blandita).
- 100 gramos de azúcar blanco.
- 1 huevo campero.
- 5 gramos de sal fina marina.
- 8 gramos de levadura química en polvo.
Preparación:
- Sobre un recipiente hondo, tamizamos la harina y la levadura química. Añadimos el azúcar, la sal y mezclamos.
- Añadimos la mantequilla cortada a daditos, es muy importante que esté blandita. Mezclamos con una paleta o con las manos, hasta que quede una textura tirando a arenosa.
- Añadimos el huevo y mezclamos de nuevo con la paleta o con las manos, no es un amasado, si no una mezcla para que todos los ingredientes liguen bien. Con estas cantidades no se te debe de quedar pegado en la mano, yo es la receta que siempre suelo utilizar pero si eso pasa, echate un poco de harina en las manos para trabajar la masa mejor.
- Una vez esté completamente ligado partimos en dos la masa y creamos dos bolas y las cubrimos con papel film. Una irá al congelador si es que quieres congelarla (si no, en la nevera te aguanta bien como una semana) y la otra al frigorífico durante una hora más o menos.
- Una vez pasada esa hora la sacamos de la nevera, dejamos atemperar unos minutos y procedemos con el amasado. Un truco buenísimo que hará que no te desesperes es amasar la masa entre dos hojas de papel de hornear/vegetal o entre dos trozos de papel film. De éste modo no se te romperá ni pegará al rodillo. Pones una en la mesa, tu masa y otra encima y a amasar. Ve midiendo la distancia de estirado con tu molde.
- Una vez la tengas bien estirada hay que pasarla al molde y puedes hacerlo de dos maneras. La primera, le quitas el papel de arriba a la masa, enharinas el rodillo, la lías en él con el papel de abajo y la vas deslizando de manera contraria sobre el molde La otra, le quitas el papel de arriba, pones tu molde boca abajo sobre ella, le das la vuelta con la ayuda del papel y listo. Retiras el papel que quedará arríba y masa colocada. Ahora solo tienes que acomodarla con las manos y recortar el sobrante, que con él puedes hacer algun adorno, o simplemente hornearlo y comértelo porque está buenísimo. En este caso no es necesario engrasar el molde porque es una base grasa pero si quieres curarte en salud puedes hacerlo.
- Pinchamos toda la base de nuestra masa ya puesta en el molde con un tenedor. Colocamos un trozo de papel vegetal y sobre él alguna legumbre para que al hornear se mantenga la base planita. También venden unos pesos que son como chinitos, aquí usa lo que más te apetezca.
- Con un ligero precalentamiento de unos 10 minutos, horneamos el molde con calor arriba y abajo a 200 grados en la posición del medio entre 15 y 20 minutos ya que el relleno no necesita horno, si fuera así el horneado sería de la mitad de tiempo. La primera vez que lo hagas estate atenta porque cada horno es un mundo, si ves que se está dorando mucho por arriba puedes pasar el calor solo abajo o al revés. Ya cuando le cojas el tranquillo verás que fácil es. A mi la primera vez se me quemó por abajo porque la chica a la que le había visto hacerla la ponía abajo solo con calor por ahí y dije nunca mais.
- Ya solo queda dejar templar, quitar las legumbres y el papel y prepararte para rellenarla.
- 750 ml de leche (puedes usar vegetal).
- 4 yemas de huevos camperos.
- 60 gramos de maicena.
- 160 gramos de azúcar blanca.
- 1 cucharadita de esencia de vainilla (esto dependerá de tu esencia, a más buena, menos necesitarás).
- 1 ramita de canela.
- Un par de trocitos de cáscara de limón.
- Separamos las yemas de las claras (no vayas a tirar las claras, usalas para cualquier otra receta, como si quieres hacerte una tortillita francesa).
- En un bol mezclamos las yemas con el azúcar con la ayuda de una varilla.
- Cuando tengas una mezcla suave e integrada añadimos la vainilla y volvemos a mezclar.
- En un vasito apartamos un poco de la leche y el resto la llevamos al fuego con la canela y la cáscara de limón. Podemos la leche a fuego medio hasta que rompa a hervir y luego lo bajamos y lo dejamos unos cinco minutos para que la leche coja todo el saborcito.
- En la leche que hemos dejado reservada en nuestro vaso, añadimos la maicena y removemos bien hasta que no queden grumitos.
- Añadimos el vaso de leche con la maicena a nuestras yemas y mezclamos con la varilla.
- A continuación añadimos la leche infusionada con la ayuda de un colador. Volvemos a mezclar.
- Una vez todo bien mezclado lo llevamos al fuego, calentamos a temperatura media/baja sin dejar de remover hasta que espese.
- Una vez hecha, podemos echarla ya a nuestra base como hice yo o puedes guardarla en la nevera, para ello, utiliza un recipiente y tapala con papel film al ras (tocando la crema) para que no se endurezca la capa de arriba.
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